
Los seres humanos nos protejemos con máscaras de soberbia que impiden que mostremos nuestro verdadero ser
CDMX, 7/10/2014. Nos reunimos nuevamente para hacer la apertura del sexto cilindro del ábrete sósame de las mayas o minas del Rey Salomón; al preguntar por qué son minas, explicaron que es porque allí es donde estaban guardados estos recipientes. Ramavajan se encontraba cansado por estar efectuando tantos trabajos energéticos en el etéreo, principalmente durante las noches. Sentados en una banca del parque, comenzamos a respirar y a relajarnos e invoqué la presencia de las cinco potencias y los Maestros dijeron: la finalidad de la concentración de hoy es emancipar a los dirigentes de su mundo y aplicar las energías del sexto recipiente a los más soberbios.
Entonces pregunté: ¿y quién fue el Rey Salomón, o en dónde reside su importancia? Y explicaron: es alguien del mismo tiempo que San Francisco. Pero como las épocas en que ambos personajes estuvieron encarnados no coincidían (de acuerdo a nuestra visión), explicaron: Salomón era Francisco. Aunque recordábamos que Ramavajan tiene veintitrés almas y una de éstas es la de San Francisco de Asís, seguíamos confundidos por lo que, casi al mismo tiempo, preguntamos: ¿por qué los mencionan juntos? ¿cómo están relacionados? Nuestros Guías Espirituales dijeron: son la misma persona.
Como sabemos, el rey Salomón era muy rico, por lo que nuestro líder volvió a exponer: no entiendo; ¿entonces por qué no tengo ni un peso? Si el rey Salomón era acaudalado*. En eso le pidieron que cerrara sus ojos y vio venir en el etéreo a un monje vestido con túnica blanca; mencionaron: ése es San Francisco, ése eres tú. Entonces le mandaron una explicación que ahora sí captó, y dijo: ah, ya veo; esos cilindros estaban en las minas del rey Salomón porque yo los puse allí. Transmitió esto: Salomón era un iniciado; él mandaba en la antigüedad, la gente lo seguía por ser un líder íntegro.
Le relaté a Ramavajan de una anécdota atribuida a Salomón, donde dos señoras se peleaban la maternidad de un niño; una de ellas se quería robar al pequeño y, la otra, era la mamá real; cuando el rey Salomón mandó a que cortaran en dos al infante y le dieran una parte a cada una de las personas afectadas, una de ellas gritó: ¡no lo maten!, mejor que se lo quede ella. Sólo así fue que el rey sabio confirmó quién era la verdadera madre del pequeño (aquella quien, abnegada, prefirió perder a su hijo que verlo muerto), y castigó a la otra dama. Reflexionando, nuestro líder dijo: me queda claro que Salomón sí era muy "fregón". Y se quedó pensando: algo me va a comunicar el espíritu del Rey Salomón, pero no me llega su mensaje….
Entonces llegó el aviso de Salomón: éste es un mensaje para los amantes de lo ajeno, los cuales siempre se han burlado de las personas buenas, honestas y leales; les doy la advertencia de que sus días están contados. Es inminente el fin de la maldad, de la maledicencia, de la…" (en eso la comunicación se interrumpió y al parecer se metió otro ser al canal de comunicación de nuestro líder). Ustedes bien saben que su final está por llegar; tuvieron muchos años para poder cambiar y la mayoría no lo quiso hacer. Aténganse a la fuerza de la nueva energía, la cual es la más divina de esta creación. Van a llorar y van a reír de angustia y van a sentir su padecer. La fuerza de la luz está entrando en la oscuridad y se van a quedar sin soberbia, sin salud, sin riqueza, sin integridad. Van a terminar en la forma más deplorable y como los seres más despreciables, en un contexto de justicia y de verdad real (de realidad-verdad). Cuídense de la energía de la luz, que los va a escatimar hasta que sus fuerzas mengüen. Y la luz nunca podrá ser ni opacada ni apagada. Ustedes pensaron que tenían el control del universo; díganle a sus líderes lo equivocados que estaban —enfatizó.
El rey Salomón continuó su mensaje: ya llegó el justiciero Ramavajan, el cual nadie creía en él, pero resultó ser un guerrero implacable, un guerrero de luz. En ninguno de los tiempos había habido un guerrero similar. Los felicito, demonios, por todos los destrozos que han hecho; en el orbe lo invirtieron todo. Querían ser los mejores por el lado de la maldad, pero mucho se les dijo que lo bueno es lo que perdura, pero no lo creyeron; ahora éstos son los tiempos de pago.
Entonces su aviso fue in crescendo: van a pagar uno por uno todos sus pecados, delitos, con obra y omisión. Su mundo, al alcance que tenían, está siendo destruido. Hoy se está desmoronando; poco a poco se desbarata y sólo tienen una oportunidad para arrepentirse. Si no la toman, esperen las consecuencias fatales que van a seguir. Éstas son las palabras sabias del rey Salomón; que Dios los bendiga.
Entonces nos pusimos a meditar; para la concentración usamos únicamente una flor blanca (así nos lo indicaron). Pusimos nuestras manos en el mudra de flecha o mudra de Dios, con los dedos apuntando hacia abajo y, después de cerrar los ojos, Ramavajan comenzó a buscar el sexto cilindro en las minas del rey Salomón, y lo abrió.